Un destino santo para Semana Santa: peregrinación a Cracovia

La fe, que no viene de serie, nos la dio la compañía SkyEurope. Despues de intentarlo y fracasar con las costas croatas (apuntamos ahí una pendiente), descubrimos que un vuelo de ida y vuelta por 70€ sería la luz que guiaría nuestros pasos. Y allá que nos fuimos. Ejerciendo de monaguillo de informática de la Santa Oficina Comercial (rfernandezfo@santo.el.señor.es), había preparado un plan de penitencia, ayuno y oración, y de meditación inspirada por Juan Pablo un Segundo. Volábamos al aeropuerto cracovita (Jan Paweł II) en la noche del miércoles santo.

El avión, al aterrizar, no fue dirigido a un finger, sino que descendimos a la pista para coger un bus. Nada más bajar del avión, esa extraña necesidad de arrodillarse y besar el suelo… Para más inri, encontramos en la parada del bus un marcapáginas, en italiano, con el careto del fondatore de la Obra… por lo visto había pasado ya por allí según qué fe. Dormimos, como no, en el Albergue del Peregrino, aunque fue en una pecaminosa habitación para 5 personas. El precio de 12 euros por alma y noche (sin servicios religosos incluídos, pero con desayuno) resultó tentador.

 

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El plan del viaje, apoyado por Wikitravel, contaba con meternos en el campo de concentración de Auschwitz, en las minas de sal de Wieliczka, en hacer una incursión a las montañas del sur durmiendo en Zakopane, y rematar la faena haciendo turismo por Cracovia.

Auschwitz-Birkenau

Llegar a Oświęcim, entrar en el campo de concentración, es entrar en otro mundo, en otro tiempo. Cuesta imaginarse lo que ocurrió allí. La visita guiada es muy recomendable, en especial para los que apenas tenemos conocimiento del tema.

La inscripción que los prisioneros veían todos los días, sabiendo que podían morir en cualquier momento, dice en una macabra ironía: «Arbeit macht frei«, el trabajo te hace libre. Impresiona ver los objetos personales que aún se conservan de quienes fueron trasladados allí. Caminas en silencio, sobrecogido, de barracón en barracón, en Auschwitz-I, tratando sin éxito de hacerte una idea de la brutalidad del asunto.

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A pocos kilómetros está la segunda parte del campo, Birkenau. La mayor parte de los miles de personas que llegaron en tren fueron directos al horno crematorio.

Los primeros supervivientes que volvieron a Birkenau años después no recordaban el césped. Cuando ellos estaban no lo había, por causa de las continuas pisadas, y el poco que quedaba se lo comían. Birkenau se conserva todo tal y como lo dejaron después de la guerra. Permanecen las ruinas de las cámaras de gas, varios barracones, los alambres de espino, las vías de tren, la torre de vigilancia. Reina el silencio.

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Cuando sales, dejas todas estas sensaciones allí, no te las puedes llevar. Al salir de la estación todo queda atrás. Recuperas el humor: estás en el tren, y vas a Cracovia… en busca de tu hijo, que está enfermo (¿donde estará ese vídeo de Martes y Trece?)

Wieliczka

¿Una mina de sal Patrimonio de la Humanidad? Pues para dentro que vamos. Y allí, excavados entre la sal, estaban la espectacular capilla de Santa Kinga (Cunegunda para los amigos), multitud de motivos religiosos tallados en sal por los propios mineros, y hasta un bar y una sala de fiestas, que recorrimos en un paseo guiado por 3 de los 300 kilómetros de galerías de la mina, que lleva en funcionamiento desde el siglo XIII.

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Zakopane

Al sur de Polonia, en la región de la Małopolska, la pequeña Polonia, se encuentran las montañas Tatra. La localidad que da acceso a esta zona, y que alberga además varias pistas de esquí, es Zakopane, a un par de horas en bus desde Cracovia. Allí nos encontramos con María, Pablo y Roberto, nuestros compañeros becarios de Varsovia; y con el gran Guerrino, ese prodigio italiano metido a informático ICEX, que venía con Ágata, la guapa cracovita que ejercía de equipo local. Nos dimos un paseíto por las montañas pisando la nieve que quedaba, y bajamos en el teleférico disfrutando tranquilamente del valle, después de hacernos la foto de recuerdo en plan viaje de estudios.

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En las montañas polacas aún no han descubierto la «semana blanca», así que la noche de marcha por la ciudad se convirtió en un frío paseo nocturno con parada para encervezarse.

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Cracovia

De la capital turística polaca hay que destacar:

– El turismo propiamiente dicho por la ciudad: el centro histórico (Stare Miasto), el Barrio Judío, el río Vístula (que da nombre al club de fútbol: Wisła Krakow), la catedral de Wawel (y su chakra que andaba por ahí perdido)

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– La gastronomía: Después del atracón de la primera noche, con cuyas sobras nos alimentamos varios días, quedarán para el recuerdo los potentes pierogi, y en general, la comida polaca como alimento ideal para soportar las bajas temperaturas del país.

– La cerveza y el vodka. Como expertos cerveceros entrenados en Bélgica, ampliamos nuestros conocimientos con la marca local, la Źywiec. Como novatos en lo del vodka, aprendimos de mano de los locales qué era el «tatanka» o «szarlotka»: estupendo vokda Żubrówka con zumo de manzana (pruébenlo en sus hogares a la menor oportunidad).

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– La noche cracovita: dio de sí, y al compás de las horas los destornilladores fueron cayendo uno tras otro. Aparecía gente maja por todas partes.

– Ágata y Guerrino. La polaca que habla italiano y aprende español, y el italiano que habla español y no aprende polaco ni a tiros, hacen que teniendo anfitriones como ellos, de gusto viajar.

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La sorpresa vino del pozo. La cosa era: ¿becaria enmarroná con alguna tarea relacionada con Luxemburgo, absurda pero que hay-que-hacer-porque-vienen-los-reyes-y-ya-sabes-como-va-esto? ¡Becaria al pozo! ¿Becario que pasaba por allí y de repente el «brown-dispatching» le salpica y no contaba con ello? ¡Becario al pozo! Pero todo esto con sentido del humor: Embutidos El Pozo, y jiji-jajá, Enrique del Pozo, y jiji-jajá.

Pues aparece él en Cracovia: Enrique del Pozo. Tras unos momentos de incertidumbre inicial… – ¡Qué tal Enrique! ¿cómo tuporaki? – ¿Y de donde sois vosotros? ¿Habéis estado ya en Auschwitz? – Oye pues estamos en Bruselas, ahí en el poz… en la Oficina Comercial – Pues cuando vayáis a Madrid no dejéis de avisarme… estoy rodando una película y… y bueno, vamos a hacernos una foto.

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Polonia

Durante estos días nuestros colegas nos dieron alguna pista sobre cómo se veía el país desde dentro: esos dinerales de subvenciones europeas perdidos por no presentar a tiempo los proyectos, o esa influencia política de la Liga de las Familias en un ya de por sí «católico» gobierno (los otros dos partidos que gobiernan en el triunvirato nacionalista-populista-conservador que rige el país se llaman AutoDefensa, y Ley y Justicia). Polonia, pese a todo, es un país que dentro de la Unión Europea sólo puede ir hacia adelante. Otra cosa es que los gemelos que mandan vayan hacia atrás (y por el camino se lleven a Tinky-Winky)

El duro retorno

El último día el avión de regreso salía a las 7 de la mañana. A las 10 estábamos todos reincorporados a nuestras camas listos para la última etapa de descanso sin contemplaciones. 5 días sin parar, aprovechados al máximo, practicando el comercio y el bebercio, conociendo buenos sitios y compartiendo el tiempo con buena gente… ¡santa Cracovia!

 

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11 comentarios

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11 Respuestas a “Un destino santo para Semana Santa: peregrinación a Cracovia

  1. Vanessa

    AMEN, hermano Rafael.
    Muchas gracias por la crónica del peregrinaje a la santa ciudad de Krakow.
    Que el vodka te bendiga o que te bendigan con vodka.

  2. ANDER

    Gran crónica, como siempre, Rafa. Leer estas líneas me trae muchos recuerdos.
    Somebody is watching meeeeeee!

  3. Buenisima cronica. Toda la gente que ma dicho que el viaje a Cracovia es muy recomendable. A lo mejore tengo que hacerles caso ….

  4. Pingback:   Un destino santo para Semana Santa: peregrinación a Cracovia by viajes.ZapiZapi

  5. Pero Rafa, ¿¿cómo podías vivir sin conocer el Żubrówka?? Jaja, vale vale, yo lo probé el año pasado en una barbacoa en Vallecas organizada por un chico polaco, y desde entonces, cada vez que alguien pasa por Polonia le pido una botellita, así que si quieres venir a Atenas, te invito a Zubrowka y por supuesto a Ouzo, que hay que conocer los licores locales.
    Que grande Skyeurope, a mi también me permitió conocer Cracovia. Y por supuesto, que grande Gueri, que no se pierde una.
    Besos desde Atenas,
    Elena

  6. Silvia

    Pero al final no me ha quedado claro…¿encontrásteis al hijo, que estaba enfermo?A todos los que no conocéis Krakow, os lo recomiendo!!

  7. ag.

    still too shy to write in spanish *_^
    anyway, thx for this article, so good recollections!!!
    fancy comin’ back??? just gimme a shout jejeje!!!
    besooooooooos

  8. Aunque Ágata todavía no se lance a escribir en español en público, hay que decir que va por el buen camino 😉 ¡A ver si cuando ponga la crónica del fin de semena en Venecia te animas!

    Ya veo que el Zubrowka tiene fans por Atenas… si lo que decía Vanessa de bendecir con vodka no iba mal encaminado, no.

    Lástima que el vídeo se nos cortase a la mitad, porque habíamos rodado el sketch de Martes y 13 en el tren de vuelta a Cracovia. ¡Es la tercera vez que le digo que sin billete, no se puede viajar!

  9. Qué pasa icex’s mundiales! Me siento observado.
    El lunes que viene por allí estaremos!! 😀 Varsovia- Cracovia- jajajaja

    Diox, me muero de ganas de empezar el InterRail 2007!!! 😀

    Un abrazo a todos!

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