Curiosidades belgas (y IV)

Última entrega de las curiosidades belgas. De esos detalles que a tí te chocan y te mueven a hacer fotos, y al resto del personal local le pasan completamente desapercibidos. De esas finas brechas culturales que definen un «vosotros» (básicamente para construir la frase: «estáis locos, vosotros»). Para rematar la colección, un especial «transportes».

El ALSA

A todas partes llega. ¿No mandan los buses que retiran de las rutas de Asturias a China? (cómo apunta esto a leyenda urbana…) Pues con más razón te vas a encontrar al monopolio autobusero en los supermercados belgas. ¿En los supermercados? Mira que el logotipo es idéntico… aunque esto tiene más pinta de flan.Flan ALSA

El Metro «artístico»

Se precia la ciudad de tener una red de estaciones, que es también un «museo». Y en efecto, en cada estación se pueden encontrar varias «obras» de «arte», «trabajos» de diferentes «artistas» que dan «color» al suburbano de la gris. No estoy abusando de las comillas. Es cierto que en todas las paradas hay algo. Vamos a ver dos ejemplos: Stuyvenbergh, una estación acojonante, en el sentido de que según llegas y ves las figuras tétricas que la decoran, te metes un susto de muerte. Por otro lado, Maelbeek, cuyo autor, un tal Benoit, decidió que con pintar cuatro caretos malamente, ya valía para justificar la subvención. Menudo hijo de puta, el Benoit.

stuyvenberghmaelbeek
Papá Noel, conductor de tranvía

Una navidad cualquiera, uno va oculto entre el gorro y la bufanda, y ve pasar un tranvía. La mente, que en su modo inviernal adormece la mitad de las neuronas, te avisa al cabo de un rato de que había una persona vestida de rojo conduciendo. Te autoconvences de que es una tontería, y al cruzar la esquina te encuentras al tranvía averiado, y ahí está de un lado para otro el conductor, un tal Papá Noel. Pues va a ser que sí…

Tram Noel

Súbeme ese barco

Ya resulta curioso que el segundo mayor puerto de Europa, el de Amberes, esté metido en el interior de un río de una ciudad que no tiene costa. Más aún resulta saber que toda Bélgica es navegable. Hay puerto en Bruselas, en Charleroi, en Lieja… Los barcos que hacen las rutas interiores suelen ser estrechos y alargados, para moverse bien por la red de canales.

¿Y cuando hay que salvar un desnivel? Pues nada, montamos una polea para barcos, y que en vez de tener en los extremos contrapesos, tenga 2 enormes piscinas. Se mete el barco en la piscina, y se sube y se baja a voluntad. Eso lo hicieron en Ronquières. ¿Algo más moderno? Pues un auténtico ascensor, como el de Strépy-Thieu. Con la misma idea de las piscinas, pero más en el estilo de bajarse de la cabina de mando y darle al botón de subir. Ascensor para barcos

Ah, la Belgique…

2 comentarios

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2 Respuestas a “Curiosidades belgas (y IV)

  1. La verdad es que sí que acojona el mal fario que tiene la paradita de metro en cuestión. Menos mal que luego hay otras superchulas.

  2. Muy Don Pica mío,
    Pienso que el asunto de la interpretación artistica Belga del concepto «ALSA» tiene que ver con el muy alto grado de bienestar que uno (o una) sienta cuando uno (o una) viaja con los autobuses de la dicha empreza Española. Asientos mansos, conducta suave del vehiculo, amabilidad extrema del chofér, todos elementos traslados al pudín belga, cual ademas luce varios dulces colores representando la insuperada delicadeza del carácter Español. Se nota que estamos, aqui, en el pais de Magritte, de Tintin y de Manneken Pis y que no es coincidental que eso se refleja en nuestra architectura, tecnología y letras.

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